
Beneficios del aceite de oliva para la salud
por Jerónimo Palacios
El aceite de oliva virgen extra (AOVE) ofrece numerosos beneficios respaldados por la ciencia: protege el corazón, combate la inflamación, fortalece la inmunidad, favorece la digestión, ayuda al control del peso y mejora la salud cerebral.
Hemos preparado este artículo experto para facilitarte el acceso a toda la información disponible sobre los beneficios del consumo de aceite de oliva para la salud y a continuación desgranamos los resultados con las fuentes científicas que avalan cada uno de ellos.
Beneficios validados científicamente del consumo de Aceite de Oliva Virgen Extra
Salud cardiovascular
El consumo diario de aceite de oliva virgen extra reduce significativamente el colesterol LDL (“malo”), aumenta el colesterol HDL (“bueno”) y mejora la presión arterial. Según el estudio PREDIMED, seguir una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra reduce hasta en un 30% el riesgo cardiovascular (fuente).
Prevención de ciertos tipos de cáncer
Diversos estudios respaldan que los polifenoles y antioxidantes del aceite de oliva virgen extra actúan de forma protectora frente al daño celular y pueden reducir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer asociados a la dieta, como el cáncer de mama y de colon.
Una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra redujo un 68 % la incidencia de cáncer de mama invasivo frente al grupo control. (fuente). La ingesta más alta de aceite de oliva se asoció con un 31 % menos de riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer (RR = 0,69).(fuente)
Control del peso y saciedad
Gracias a sus grasas monoinsaturadas, el aceite de oliva virgen extra mejora la sensación de saciedad, lo que ayuda a controlar el apetito y facilita la pérdida de peso saludable.
Cada ½ cucharada (≈ 7 g) extra de aceite de oliva al día se asocia con 0,09 kg menos de ganancia ponderal; sustituir mantequilla o margarina por AOVE reduce aún más el aumento de peso. (fuente)
Una dieta enriquecida con aceite de oliva reduce peso (-0,92 kg), IMC (-0,90) y perímetro de cintura (-0,6 cm) frente a dietas control, sin restricción energética específica. (fuente)
Salud cerebral y prevención de Alzheimer
El consumo regular de aceite de oliva virgen extra puede prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, mejorando la memoria y protegiendo frente al deterioro cognitivo según la Fundación Española del Corazón (fuente).
Un estudio aleatorizado concluyó que una dieta mediterránea suplementada con 4 cucharadas/día de AOVE mejoró significativamente la memoria y la función ejecutiva en adultos mayores frente a un grupo control con dieta baja en grasa. (fuente).
Otro metaanálisis de ensayos controlados descubrió que el AOVE, especialmente el virgen extra de alto contenido fenólico, se asocia a mejoras globales en varios dominios cognitivos y a menor progresión de deterioro cognitivo leve. (fuente)
Salud digestiva e intestinal
El aceite de oliva facilita la digestión, estimula la producción de bilis, protege la mucosa gástrica y ayuda a prevenir el estreñimiento, favoreciendo así una buena salud digestiva.
El consumo habitual de AOVE modula positivamente la microbiota intestinal (↑ Bifidobacterium, Lactobacillus) y refuerza la integridad de la barrera intestinal, reduciendo la inflamación y mejorando la absorción de nutrientes. (fuente)
La administración de AOVE disminuyó la inflamación colónica, mejoró la morfología intestinal y redujo marcadores proinflamatorios (IL-1β, IL-6), evidenciando su efecto protector frente a trastornos digestivos, según el estudio experimental en modelos de colitis. (fuente)
Protección hepática y vesícula biliar
La evidencia sobre hígado graso no alcohólico (NAFLD) y AOVE es cada vez más robusta. En el estudio de cohorte NUTRIHEP (n = 1 426), el cuartil de mayor ingesta de AOVE se relacionó con un 28 % menos de riesgo de NAFLD en mujeres (fuente). Estos resultados se confirman en la práctica clínica: un ensayo aleatorizado y controlado en 66 pacientes con NAFLD mostró que añadir aceite de oliva a la dieta hipocalórica redujo el grado de esteatosis hepática y mejoró transaminasas independientemente de otros factores cardiometabólicos .
Además, un análisis secundario del ensayo PREDIMED encontró que la dieta mediterránea enriquecida con AOVE se asociaba a menor prevalencia de esteatosis en personas mayores con alto riesgo cardiovascular (fuente). En conjunto, estos datos sostienen que el consumo habitual de AOVE favorece el vaciado vesicular, previene la formación de cálculos y contribuye a revertir o evitar la acumulación de grasa en el hígado.
El aceite de oliva virgen extra también protege el sistema hepatobiliar. Por un lado, su alto contenido en ácido oleico estimula la liberación de colecistoquinina (CCK). Revisiones sobre litiasis biliar señalan que las dietas ricas en grasas monoinsaturadas —y, en particular, en aceite de oliva— mantienen la bilis menos sobresaturada de colesterol, lo que reduce la cristalización y el riesgo de colelitiasis. De hecho, en la cohorte prospectiva francesa E3N (63 000 mujeres, 20 años de seguimiento) una mayor adherencia al patrón mediterráneo con aceite de oliva se asoció a un 11 % menos de colecistectomías (fuente).
Regulación de la glucosa y diabetes tipo 2
Incluir aceite de oliva virgen extra en la dieta mejora la sensibilidad a la insulina y mantiene estables los niveles de glucosa en sangre, especialmente beneficioso para personas con diabetes tipo 2.
La evidencia epidemiológica y clínica apunta a que el aceite de oliva virgen extra (AOVE) reduce de forma significativa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. En el sub-estudio PREDIMED-Reus —un ensayo clínico aleatorizado con personas de alto riesgo cardiovascular— la dieta mediterránea suplementada con ≈1 litro/semana de AOVE disminuyó la incidencia de diabetes un 51 % frente a la dieta baja en grasa convencional (fuente). Estos resultados han sido ratificados por un metaanálisis de 2025 que analiza 20 g/día de aceite de oliva y observa una curva dosis-respuesta con una reducción del 22 % del riesgo por cada 25 g diarios adicionales (fuente).
Además de prevenir la aparición de la enfermedad, el AOVE mejora el control glucémico en personas que ya padecen diabetes. Un metaanálisis en pacientes con intervención dietética halló descensos significativos de HbA1c (-0,27 %) y glucemia en ayunas cuando las dietas ricas en aceite de oliva se comparaban con dietas bajas en grasa, reflejando una mejor sensibilidad a la insulina (fuente). En conjunto, estas evidencias respaldan que integrar de 2 a 3 cucharadas diarias de AOVE en la alimentación habitual es una estrategia efectiva tanto para prevenir como para manejar la diabetes tipo 2.
Acción antiinflamatoria (oleocantal)
El compuesto oleocantal presente en el aceite de oliva tiene efectos antiinflamatorios similares al ibuprofeno, siendo útil para reducir inflamaciones crónicas asociadas a enfermedades articulares y cardiovasculares (fuente).
El aceite de oliva virgen extra contiene oleocantal, un fenol con un mecanismo de acción prácticamente calcado al del ibuprofeno: inhibe de forma dosis-dependiente las enzimas COX-1 y COX-2, responsables de la síntesis de prostaglandinas pro-inflamatorias. El estudio publicado en Nature que identificó esta molécula demostró que la potencia antiinflamatoria de 50 g de AOVE (≈ 3,5 cucharadas) equivale a ~10 % de una dosis estándar de ibuprofeno, proporcionando así un “micro-NSAID” diario sin los efectos secundarios de los fármacos (fuente).
Los resultados se confirman en humanos: un metaanálisis de ensayos controlados aleatorizados halló que las dietas enriquecidas con AOVE reducen de forma significativa los marcadores sistémicos PCR (-0,34 mg/L) e IL-6 (-0,24 pg/mL) frente a dietas bajas en grasa (fuente). En un ensayo clínico reciente, añadir 25 mL/día de AOVE a una dieta saludable disminuyó la PCR y la relación neutrófilo-linfocito en pacientes con enfermedad coronaria estable, subrayando su capacidad para mitigar la inflamación crónica asociada al riesgo cardiovascular (fuente). En conjunto, tanto la evidencia mecanicista como los ensayos clínicos respaldan que la inclusión habitual de AOVE —dos a tres cucharadas diarias— ejerce un efecto antiinflamatorio clínicamente relevante.
Refuerzo del sistema inmunitario
Los antioxidantes y grasas saludables del AOVE fortalecen el sistema inmunológico, protegiendo al organismo frente a infecciones víricas y bacterianas.
Los polifenoles del aceite de oliva virgen extra —especialmente hidroxitirosol, oleuropeína y oleocantal— actúan como potentes moduladores inmunológicos: reducen el estrés oxidativo en las células inmunes, favorecen la producción de citoquinas antiinflamatorias (IL-10) y estimulan la actividad fagocítica de macrófagos y neutrófilos. Una revisión de 2020 centrada en la “Modulación de la microbiota por los compuestos fenólicos del AOVE” concluye que este perfil bioactivo mejora la respuesta inmunitaria innata y adaptativa, al tiempo que refuerza la barrera intestinal, primera línea de defensa frente a patógenos (Fuente).
La evidencia clínica confirma esos mecanismos: en un ensayo controlado aleatorizado de 3 meses con adultos mayores con sobrepeso, sustituir las grasas habituales por 25 ml/día de aceite de oliva virgen extra aumentó la proliferación linfocitaria y la actividad de células NK, además de reducir la concentración de prostaglandina E₂ pro-inflamatoria (Fuente). En un contexto quirúrgico aún más exigente, un estudio multicéntrico doble ciego demostró que una fórmula de inmunonutrición enriquecida en AOVE redujo un 29 % las infecciones postoperatorias en pacientes con cáncer del tracto digestivo superior, evidenciando su impacto en la inmunocompetencia clínica (Fuente).
En conjunto, la ciencia respalda que incorporar 2-3 cucharadas diarias de AOVE no solo aporta antioxidantes, sino que también fortalece las defensas del organismo, mejorando la capacidad de respuesta frente a infecciones y reduciendo la inflamación sistémica de bajo grado.
Propiedades antibacterianas (Helicobacter pylori)
Estudios confirman que el aceite de oliva virgen extra es eficaz contra la bacteria Helicobacter pylori, causante de úlceras gástricas y cáncer estomacal.
Los fenoles del aceite de oliva virgen extra —sobre todo el dialdehído de ligstrosido aglicona, el hidroxitirosol y la oleuropeína— exhiben una potente actividad bactericida contra Helicobacter pylori. En ensayos in vitro sobre ocho cepas (tres de ellas multirresistentes) bastaron concentraciones tan bajas como 1,3 µg/mL para destruir por completo la bacteria, un valor muy inferior al de otros polifenoles de té o vino (Fuente).
La investigación más reciente confirma estos hallazgos y añade evidencia in vivo: administrar aceite de oliva virgen extra a ratones infectados redujo drásticamente la carga bacteriana y evitó la aparición de lesiones gástricas precancerosas (Fuente). Incluso en humanos se han observado resultados prometedores: en un ensayo piloto con 30 pacientes, la ingesta diaria de 30 g de AOVE durante dos semanas logró erradicar la infección en el 40 % de los casos, sin antibióticos concomitantes (Fuente). Este conjunto de evidencias subraya que incorporar dos a tres cucharadas diarias de AOVE puede ser un apoyo dietético eficaz para combatir o prevenir la colonización por H. pylori y las patologías gástricas asociadas.
Salud de la piel y el cabello
El aceite de oliva hidrata, regenera y protege la piel y el cabello, reduciendo arrugas y manchas cutáneas. Es ampliamente utilizado en cosmética natural por sus beneficios demostrados (fuente).
Los polifenoles del aceite de oliva virgen extra (hidroxitirosol, oleuropeína, oleocantal) estimulan la proliferación y migración de fibroblastos, acelerando la síntesis de colágeno y la reparación dérmica (fuente). Además, la aplicación tópica de AOVE refuerza la barrera cutánea: reduce la pérdida transepidérmica de agua y atenúa la inflamación, tal como demuestra un estudio que midió TEWL e hidratación tras el uso continuado de aceite de oliva (fuente). Más aún, un ensayo clínico aleatorizado en 70 participantes evidenció que un sérum rico en oleocantal y oleaceína procedentes de AOVE redujo significativamente el número de arrugas y mejoró la elasticidad cutánea después de 12 semanas (fuente).
En el cabello, las moléculas lipofílicas del aceite de oliva penetran en la fibra capilar y forman una película protectora que disminuye la fricción y la rotura. Un estudio del Journal of Cosmetic Science demostró que el AOVE —a diferencia del aceite mineral— se incorpora al eje del cabello, reduciendo la adhesión capilar y la pérdida de proteínas, lo que se traduce en mayor resistencia y brillo (fuente).
Salud ósea y prevención de artritis
El consumo regular de aceite de oliva fortalece los huesos y puede reducir síntomas de artritis gracias a su efecto antiinflamatorio y antioxidante.
Varios estudios sugieren que el aceite de oliva virgen extra favorece la formación y la protección de la masa ósea. En el sub-estudio del ensayo PREDIMED, una dieta mediterránea enriquecida con AOVE durante dos años elevó significativamente los marcadores de formación ósea osteocalcina y P1NP —indicadores clave de remodelado óseo y densidad mineral— en adultos mayores de alto riesgo cardiovascular (fuente). Una revisión en PubMed concluye que los polifenoles del aceite de oliva previenen la pérdida de masa ósea y podrían reducir el riesgo de osteoporosis al aumentar la actividad osteoblástica y disminuir la resorción ósea (fuente).
El oleocantal, compuesto fenólico exclusivo del AOVE, ha mostrado reducir la inflamación y el daño articular en modelos animales de artritis inducida por colágeno, disminuyendo citoquinas proinflamatorias como TNF-α y IL-1β (fuente). Estos efectos se reflejan en humanos: un estudio prospectivo en pacientes con artritis reumatoide halló que un mayor consumo de aceite de oliva se asoció a una disminución significativa en la actividad de la enfermedad y en los niveles de PCR, marcadores clave de inflamación sistémica (fuente).
Estado de ánimo y neurotransmisores
El aceite de oliva puede mejorar el estado de ánimo al favorecer la producción de serotonina, un neurotransmisor clave en la regulación del estrés, ansiedad y bienestar emocional.
Estado de ánimo y neurotransmisores: Los compuestos fenólicos del aceite de oliva virgen extra (AOVE)—en especial hidroxitirosol y oleocantal—atraviesan la barrera hematoencefálica y modulan los sistemas serotoninérgico y dopaminérgico. Un estudio preclínico demostró que la administración de hidroxitirosol normaliza los niveles de serotonina, dopamina y noradrenalina en modelos de depresión, ejerciendo un claro efecto antidepresivo y anti-neuroinflamatorio (fuente). De forma paralela, se ha observado que el aporte prolongado de AOVE reduce la síntesis cerebral de 5-HT pero incrementa la liberación de dopamina, mecanismo que se asocia a menor ansiedad y mejor estado de ánimo (fuente).
La evidencia clínica respalda estos hallazgos mecanísticos. En el ensayo aleatorizado PREDIDEP (24 meses, adultos con antecedentes de depresión), una dieta mediterránea enriquecida con ~1 l/semana de AOVE redujo significativamente la recurrencia depresiva y mejoró las puntuaciones del Inventario de Depresión de Beck frente al grupo control (fuente). De manera complementaria, un ensayo doble ciego controlado mostró que 25 ml/día de AOVE añadidos a la dieta habitual mejoraron los síntomas de depresión mayor sin alterar el cortisol salival ni el BDNF, confirmando su acción positiva sobre el estado de ánimo (fuente). Estos datos sugieren que incorporar 2-3 cucharadas diarias de AOVE puede contribuir tanto a la prevención como al manejo de los trastornos afectivos.
Antioxidantes y envejecimiento saludable
Rico en antioxidantes como vitamina E y polifenoles, el aceite de oliva combate los radicales libres y previene el envejecimiento prematuro, manteniendo una buena salud celular.
Antioxidantes y envejecimiento saludable: El aceite de oliva virgen extra destaca por su concentración de polifenoles (hidroxitirosol, oleuropeína, oleaceína) y vitamina E, compuestos que neutralizan radicales libres y limitan el daño oxidativo al ADN, lípidos y proteínas. En el ensayo multicéntrico europeo EUROLIVE (200 voluntarios, diseño cruzado), cuatro semanas de consumo de aceite de oliva rico en polifenoles (366 mg/kg) redujeron un **13 %** las concentraciones plasmáticas de LDL oxidadas y mejoraron la capacidad antioxidante de las HDL ((fuente)). Estos efectos se ven reforzados por el aumento de la actividad enzimática de la glutatión-peroxidasa y la superóxido-dismutasa, primera línea de defensa endógena frente al estrés oxidativo.
La protección molecular se traduce en beneficios clínicos a largo plazo. Una revisión sistemática de 2021 que analizó 13 estudios de cohorte con más de 2 millones de personas concluyó que una ingesta alta de aceite de oliva se asocia a una **mayor esperanza de vida** y a una reducción significativa de mortalidad por causas cardiometabólicas y neurodegenerativas ((uente). Paralelamente, un ensayo doble ciego en adultos mayores con sobrepeso mostró que suplementar la dieta con 20 mL/día de AOVE durante seis meses redujo los niveles de lipofuscina y malondialdehído —marcadores de envejecimiento celular— y mejoró la función mitocondrial (fuente). En conjunto, la evidencia indica que incorporar 2-3 cucharadas diarias de AOVE no solo previene la oxidación sistémica, sino que también contribuye a un envejecimiento saludable y activo.
Cómo consumir aceite de oliva virgen extra de forma óptima
Para obtener estos beneficios, se recomienda consumir diariamente entre dos y tres cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, preferentemente crudo o en cocciones suaves.
Preguntas frecuentes sobre los beneficios del aceite de oliva (FAQ)
- ¿El aceite de oliva virgen extra engorda? Consumido moderadamente, ayuda al control del peso.
- ¿Puede usarse aceite de oliva en la piel? Sí, hidrata y protege eficazmente.
- ¿Cuál es la dosis diaria recomendada? De 2 a 3 cucharadas soperas al día.
- ¿Es mejor el aceite crudo o cocinado? Preferentemente crudo para conservar sus propiedades.
- ¿Puedo freír con aceite de oliva virgen extra? Sí, es estable a altas temperaturas.
- ¿Qué diferencia al virgen extra de otros aceites de oliva? Su mayor calidad nutricional y sensorial.
- ¿Ayuda contra la diabetes? Sí, mejora el control glucémico y sensibilidad insulínica.
- ¿El aceite de oliva es antiinflamatorio? Sí, especialmente por su contenido en oleocantal.
Autor: Jerónimo Palacios, Cofundador de Molino y Cata, tienda especializada en Aceites de Oliva Virgen Extra.
Revisado por: Mercedes Uceda, Licenciada en Biología, Experta en Cata de Aceites de Oliva Virgen, profesora en la Universidad de Jaén y la Universidad Internacional de Andalucía.
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